lunes, 5 de noviembre de 2007

El Pendón

Mira que hay combinaciones posibles entre un nombre y un apellido y va este buen hombre y elige ser un pendón salvador. Pues la sentencia en la que le condenan por agresión a un miembro del PP me merece la misma credibilidad que la del 11-M. Ni más ni menos, la misma. ¿No estamos en un estado de derecho? ¿Por qué vamos a creer que la sentencia de Pendón la van a cambiar en la apelación y la del 11-M no? Claro que no es lo mismo asesinar a 192 personas que dar un puñetazo y un empujón, eso también lo sabe el juez, que ha puesto penas proporcionadas al delito cometido. Pero es que además podemos llegar incluso más lejos: hasta cierto punto, es comprensible que delincuentes consentidos por la policía a cambio de información, en situación ilegal en España muchos de ellos, por supuesto sin oficinio ni beneficio conocido, se dediquen al crimen. Es lo que se espera de ellos. Pero de un político que representa a la provincia de Málaga, lo menos que se espera es que no utilice la violencia para defender sus argumentos. No parece que la violencia utilizada exija encerrarle en prisión, pues esta gente solo son valientes cuando, sabiéndose protegidos de guardaespaldas, dejan que el alcohol les de fuerzas. Pero sí parece conveniente que deje de representar a los malagueños. Yo no necesito la violencia para defender mis razonamientos, y no quiero que nadie en mi nombre la utilice. Por eso, convendría que Pendón volviera a Ardales, y se dedicara a impartir justicia de taberna, al menos hasta que algún juez le de la razón.

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