sábado, 5 de marzo de 2011

austero, realista y comprometido con las políticas sociales.

Vamos, lo de siempre. El alcalde de Mijas repite año tras año la misma cantinela socialista.

Austero. ¿se imaginan a un político diciendo que sus presupuestos son derrochadores? La primera tarea de alguien que administra dinero ajeno es ser extremadamente cuidadoso, y gastar lo imprescindible para conseguir el fin encomendado. Solo por eso, los presupuestos aumentan la dotación a la televisión local, pues 6.400 euros diarios ya no eran suficiente, hacen falta 400 euros diarios mas para alquilar la frecuencia de la tdt, que según la ley no se puede alquilar. ¿es "socialista" gastar 6.800 euros diarios en propaganda cuando hay 9.000 parados en Mijas? Por favor, no repitan que es un insulto a los trabajadores. Esto es una crítica al responsable de este derroche, no a los 50 personas que ganan un sueldo con su trabajo. Si alguien les pone en peligro, es el inútil que es incapaz de gestionar una empresa

RealistaQue la realidad no te estropee la noticia, dicen los malos periodistas. Y así, año tras año, seguimos inflando los ingresos y disimulando los gastos. Pero año tras años, la tozuda realidad llega y nos demuestra que esos ingresos urbanísticos no llegan, y que los gastos sin control ni autorización son reconocidos extrajudicialmente, ante la queja desesperada del interventor, hartito de repetir que las cosas hay que hacerlas bien. Realista es reconocer que la estructura administrativa del Ayuntamiento está sobredimensionada para nuestras necesidades, y que no puede ser que el ingreso principal del Ayuntamiento (el Impuesto de Bienes Inmuebles), ya no llega ni para pagar las nóminas.

Comprometido con las políticas sociales Si no fuera tan triste, sería para llorar. De entrada, el Ayuntamiento se limita a cumplir la ley, pues las politicas sociales vienen dictadas por ley, y además mayoritariamente financiadas por la Junta de Andalucía.

Los mijeños están hartos de parches y subvenciones Lo que hace falta es que la gente se pueda valer por sí misma. Es decir, menos limosna y más trabajo.

En resumen, más le valdría al alcalde reconocer que se trata de un presupuesto tan imaginario como el del año 2010, cuyo exceso de optimismo choca con la dura realidad, que se acaba imponiendo año tras año.