miércoles, 20 de octubre de 2010

Bibiana (se) Aido

Y en esto que llegó José Luis con su guitarra, y tras decirnos que lo que era bueno para el País Vasco y para Canarias era bueno para España, le dijo a Bibiana: "Hit the road, Bib". No, no es cierto, el nivel de inglés de Zapatero no es tan elevado, pero sí la ha enviado allá donde habita el olvido, de donde nunca debió salir. Y es que una carrera tan exitosa tiene un problema: que no se puede llegar más alto. Tras trabajar varios meses (he dicho varios, ojo) de cajera en una Caja de Ahorros, pasó a representar al gobierno de su padrino Manolo en Cádiz (en lo relativo a cultura, que es su fuerte como es mundialmente conocido) y luego a dirigir la Agencia Andaluza del Flamenco. De aquí a la eternidad, es su película favorita. Y José Luis la hizo feliz nombrándola ministra de....de ..... bueno, igual dá, lo que sea, ministra y punto. Y ella, que siempre fue muy despierta, dijo: vale, pues seré ministra de igual dá. Lo que pasa es que los correctores ortográficos del word hicieron su trabajo, unieron las 2 palabras, quitaron el acento y le añadieron esa "d" final que ella todavía no ha entendido.

Eran tiempos felices, se podía dar lo que hiciera falta, y todavía había "recorrido fiscal", es decir, nos podían arruinar un poquito más. Me niego a mencionar ninguna iniciativa tomada por este ministerio, porque supondría ponerla por encima de las otras miles que ha tomado durante los 30 meses de su reinado. Pero hay una que no podemos olvidar. Como todos saben, el gobierno central tiene un delegado en cada provincia, pero ella (ella solita, insisto) se dio cuenta de que no había igualdad, porque Andalucía no tenía un delegado en Madrid. La igualdad ante todo, así que hizo lo necesario para que Andalucía abriera una oficina de representación en Madrid. Pero ¿cuáles son las funciones de la Oficina? Según su acta fundacional, el cometido que tiene que cumplir es la «difusión, promoción y representación institucional de la comunidad autónoma de Andalucía». Para abordar esta carga de trabajo la Oficina, además de un delegado bien retribuido, cuenta con tres administrativos, un técnico y conductor. ¿quién es el delegado?. No, no es su cónyuge. Ni su novio. Ni su ligue, o su compañero sentimental. Es su "complemento", su otro yo. Vamos, quien comparte sus sueños e inquietudes, sus anhelos y esperanzas, su yin y su yan.

Y ahora ¿qué vamos a hacer con el ministerio? ¿y con los secretarios, subsecretarios, conductores, guardaespaldas, asesores, cargos de confianza? ¿es que da igual quitar el ministerio de igualdad?

Si da igual, o igual dá. ¿por qué se creó? Claro que esta pregunta no hay que hacérsela a Bibi, sino al iluminado de la Moncloa. Lo mismo nos dice que ya se ha alcanzado el objetivo, que ya somos todos iguales, y que por eso no es necesario seguir trabajando en ese sentido. Y yo sin enterarme.